La Buena Nueva de

JESUCRISTO

en 5 Sencillas Etapas

1

LA SALVACIÓN ES UN DON GRATUITO.
NO SE PUEDE GANAR O MERECER.

*

El día de tu cumpleaños, tu madre te sorprende con un regalo caro, el último modelo de iPhone. Muy contento le dices:
"¡Guau! ¡Gracias mamá!".

Enseguida, buscas en tu bolsillo algo de dinero para pagar a tu madre. Si le pagas, ¿sería el teléfono un regalo? No, no lo sería. Tratar de pagar a tu madre sería además un insulto.

O pongamos por ejemplo, que un padre quiera animar a su hija adolescente a esforzarse más en la escuela. Así que le dice: "Si este año consigues aprobar todo con sobresalientes, te compraré un coche en Navidad".

Cuando acaba el año, la hija consigue sacar sobresaliente en todas las asignaturas y, fiel a su palabra, el padre le compra un coche. ¿Es eso un regalo? No. En realidad es una recompensa por el esfuerzo y rendimiento realizado.

Así pues, un regalo debe darse de forma gratuita y, del mismo modo, debe ser recibido sin compromiso alguno. Si tienes que pagar, o hacer algo a cambio, ya no es un regalo.

La Biblia nos dice que el cielo (la vida eterna) es un don gratuito:

Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.

Efesios 2:8-9 NVI

Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Romanos 6:23 NVI

Realmente, nadie merece un lugar en el cielo. Y ninguno puede ganarse tener reservado un sito en él.

Porque…

2

EL HOMBRE ES UN PECADOR.
NO SE PUEDE SALVAR A SÍ MISMO.

*

Supongamos que estás haciendo una tortilla que necesita seis huevos. Vas abriendo cada huevo y pones la yema en un recipiente. Cuando llegas al último huevo, lo partes y dejas caer la yema. Comienzas a notar que huele mal. Es entonces cuando te das cuenta de que el último huevo estaba podrido.

No te queda más remedio que tirarlo todo. A pesar de que había cinco huevos perfectos en el recipiente, un huevo en mal estado ha echado a perder todos los demás.

Ocurre lo mismo con nosotros. Igual que no le darías de comer a tus seres queridos una tortilla en mal estado, tampoco podemos acercarnos al Santo Dios con una vida contaminada por un solo pecado y esperar que él lo acepte.

Las normas de Dios son extremadamente exigentes. Para él, el odio es similar al asesinato; un pensamiento lujurioso igual al adulterio. El pecado no es sólo lo que hacemos - sino también aquello que pensamos, decimos, hacemos o que incluso no hacemos, que no está a la altura de las normas perfectas de Dios.

...pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios…

Romanos 3:23 NVI

"Pero si soy una buena persona" debes pensar. "Cuido de mi familia, trabajo como voluntario en mi comunidad, no robo ni hago daño a nadie. Debería tener seguramente un sitio en el cielo".

Si quieres entrar en el cielo, teniendo una buena vida, esto es lo que dice Jesús con respecto al nivel de bondad que debes alcanzar:

Sed, pues, vosotros perfectos,
como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Mateo 5:48 JBS

Para entrar en el cielo debemos ser totalmente perfectos, tanto en nuestros pensamientos como en nuestros actos. En definitiva, tenemos que alcanzar el nivel de Dios, algo imposible para el ser humano.

Además, las buenas obras no pueden salvarnos porque…

3

DIOS NOS AMA Y ES JUSTO.

*

Imagina que un hombre desesperado decide robar un banco. Camina hasta la cajera del mostrador, le apunta con una pistola y le ordena que le entregue todo el dinero.

La cajera asustada le da temblorosa todos los billetes de la caja.

El ladrón mete el dinero en una bolsa de basura y sale corriendo hacia la salida. Pero en el camino, se tropieza en la alfombra y cae de cabeza contra el suelo, perdiendo su pistola. Los guardias de seguridad del banco se avalanzan sobre él y le detienen.

Cuando llega la hora del juicio, el juez le pregunta al ladrón, "¿Cómo se declara?"

"Culpable", responde en voz baja. No tiene otra opción. Las pruebas contra él son demoledoras.

"Su señoría", continúa el ladrón,"éste es mi primer delito. No he hecho daño a nadie. El banco ha recuperado todo el dinero. Por favor, ¿puede olvidar lo que he hecho y dejarme marchar?"

¿El juez sería justo si dejara que se fuera el ladrón? No, no lo sería. El juez tiene que defender la ley y la ley exige que un hombre declarado culpable de robo debe ser castigado.

Dios es aún más justo que cualquier juez humano. No puede tolerar ni tolerará nuestros pecados.

...Dios es amor.

1 Juan 4:8 NVI

…pero que no deja (Dios) sin castigo al culpable.

Éxodo 34:7 NVI

Aquí está el dilema: Dios es amor y no quiere castigarnos. Pero Dios también es justo y debe castigar nuestros pecados.

Para resolver este dilema Dios envió a Jesús...

4

JESÚS ES DIOS PERO TAMBIÉN UN HOMBRE.
FUE CASTIGADO POR NUESTROS PECADOS.

*

Jesús no es sólo un hombre íntegro, un buen profeta o maestro. Jesús es Dios en cuerpo de hombre.

En el principio ya existía el Verbo (Jesús), y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios…Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan 1:1,14 NVI

Dios nos ama profundamente, pero odia nuestros pecados. Anhela disfrutar de una relación íntima con nosotros. Pero nuestros pecados forman el muro que le separa de nosotros.

Para resolver este problema, Dios hizo recaer sobre Jesús nuestros pecados - los pasados, los presentes y los futuros - y le castigó por ellos.

Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él (Jesús) la iniquidad de todos nosotros.

Isaías 53:6 NVI

Jesús fue entregado a manos de hombres bárbaros, que le golpearon y humillaron. Le dieron puñetazos, fue abofeteado y escupido por la multitud. Fue azotado, con un látigo con piezas de metal, hasta desgarrar su piel.

Mientras se burlaban de él, le colocaron una corona de espinas en la cabeza. Después fue clavado en la cruz, con clavos atravesanso sus manos y sus pies.

De esta forma, cuando hubo pagado por su último pecado Jesús dijo, "Tetelestai." Una palabra antigua que significa: El precio ya ha sido pagado.

Jesús murió en la cruz. Pero tres días más tarde, Dios lo resucitó de entre los muertos.

Todo esto significa que tus pecados ya han sido castigados, pero no sobre tu cuerpo.

Jesús murió en la cruz y resucitó de entre los muertos para pagar el castigo por nuestros pecados y conseguir un lugar en el cielo para nosotros. Un lugar que nos ofrece ahora sin pedir nada a cambio, de forma gratuita.

Así como existe el jabón, pero no podemos lavarnos si no lo usamos - la salvación existe pero sólo podemos sacar provecho de ella si la aceptamos.

Este don se recibe a través de la fe ...

5

LA FE ES LA LLAVE QUE ABRE LAS PUERTAS DEL CIELO.

*

Un salvavidas redondo que cuelga de la pared.

Para acceder a mi cuenta bancaria tengo que introducir una contraseña. Puedo probar con varias posibles combinaciones, pero es evidente que sólo la contraseña correcta funcionará. Del mismo modo, la fe salvadora es la única contraseña que abre las puertas del cielo.

¿Qué es la fe salvadora?

Un científico puede tener muchos conocimientos sobre el agua, pero si atraviesa el desierto y está muriendo de sed, esos mismos conocimientos no le valdrán de nada ya que su única salvación es beber agua. De la misma forma, la fe salvadora no se alcanza a través de la razón, no basta con admitir la existencia de Dios.

Cuando rezamos antes de ir de viaje, de hacer un examen, o ante situaciones de crisis importantes, pidiendo ayuda a Dios, no contamos con la fe salvadora. Es sólo una fe temporal.

La fe salvadora no es admitir que Dios existe, tampoco es la fe temporal. La verdadera fe salvadora es creer en Jesucristo como único camino para alcanzar la vida eterna.

Luego los sacó y les preguntó:
-Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?
Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos -le contestaron.

Hechos 16:30-31 NVI

Imagina que estás navegando y te ves rodeado por una violenta tormenta, con enormes olas que golpean tu pequeño barco. Una de esas olas hunde finalmente la embarcación y acabas sumergido en el agua helada aferrándote desesperadamente a un trozo de madera.

De repente, otro barco te divisa y se dirige hacia ti. El capitán, asomándose por la barandilla del barco, grita, "¡Hey! Acabamos de lanzarte un salvavidas. ¡Agárralo! Tiraremos de él para que subas a bordo y te pongas a salvo".

De la misma manera, Dios nos ve a nosotros, ahogándonos en nuestros pecados, incapaces de salvarnos a nosotros mismos. En su infinita bondad, nos dice, "Ya te he tirado un salvavidas. Su nombre es Jesús. Si sueltas el trozo de madera y te agarras a él, te alejará del peligro, alcanzarás la salvación".

Debemos elegir - o bien seguir agarrándonos al trozo de madera (tratando de salvarnos a nosotros mismos) o creer en la salvación que nos ofrece Jesús.

Jesús es el único camino a la vida eterna. Él es garantía de vida de Dios. Para alcanzar la vida eterna, debemos depositar nuestra fe en Jesucristo.

¿TIENE TODO ESTO SENTIDO PARA TI?

*

Si estás leyendo esto, no es por casualidad. Dios te ama. Le gustaría perdonar tus pecados e invitarte a formar parte de su familia.

¿Quieres recibir el don de la vida eterna?

No es necesario seguir ningún ritual complicado. El don se recibe simplemente pidiéndoselo a Dios.

Si estás de acuerdo, repite por favor esta oración:

Querido Jesús. Soy un pecador. Quiero recibir el don de la vida eterna. Creo que eres el hijo de Dios. Creo que moriste por mis pecados y que resucitaste de entre los muertos. Elijo poner toda mi confianza en ti. Gracias Jesús por el don de la vida eterna. Amén.

Jesús dice esto sobre lo que acabas de decir:

De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

Juan 6:47 NVI

Esto significa que recibimos la vida eterna desde el mismo instante en que creemos. Porque crees, recibes la vida eterna.

Mas a cuantos lo recibieron (Jesús), a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.

Juan 1:12-13 NVI

Formas parte ahora de la familia de Dios. Nada de lo que hagas puede cambiar eso - cuando un bebé nace, él o ella no pueden dejar de existir.

Tu pasado, los pecados presentes y futuros han sido perdonados porque a ojos de Dios, siempre serás, radiantemente puro. Al igual que Jesús.

YA NO ERES ESCLAVO DEL MIEDO …

Un niño en brazos de su padre.

Eres un

HIJO de DIOS